Abrí la puerta, buscándote en la sala, no estabas, camine a la cocina pensando que estarías preparándote algo para cenar, tampoco te encontrabas ahí, me fui entonces hasta tu recamara. Cuando entre al cuarto te vi recostada, intentando leer pero sin poder concentrarte en las hojas que tenias frente a ti, por que estabas pensando en el, no me lo quisiste confirmar, pero yo lo sabia, te conozco desde hace mucho tiempo y no me lo puedes ocultar, me quede mirándote hasta que alzaste la mirada entonces dijiste - vete estoy intentando leer- sabia que no, querías que te dejara sola para que pudieras recordar los momentos en que el esta junto a ti, cuando pasa los brazos alrededor de ti, y te envuelve, recordar o volver a sentir la seguridad que te provoca, el saber que son de el, y que es sincero el sentimiento que te transmite. -Te pregunte entonces ¿por que tienes miedo?-, solo levantaste la mirada de la falsa lectura que creías que estabas haciendo, con la mirada contestaste, aunque las palabras que emanaron de tu boca fueron contrarías, ya que insististe en que la lectura sobre el marinero que recién llegaba a su hogar era realmente interesante, se que conoces la obra, única razón por la que puedes hablar con una cierta certeza de ella, -lo quieres-, te afirme solo sonreíste, cambiándome el tema nuevamente, insistiendo que hace mucho que querías ese libro y que era poco el tiempo que lo tendrías.Me pediste de favor que te dejara concéntrate en el.
Salí de la recamara pero sin antes pedirte que siguieras pensando en el, que no te diera miedo el demostrale lo que sientes, el ha hablado conmigo me ha dicho que no tiene la intención de lastimarte, solo sonreíste y clavaste la mirada en dirección al libro que ya estaba cerrado, me detuve en el marco de la puerta, el cual me da perfecta visibilidad a tu cama, me quede mirando como jugabas con las hojas, las pasabas sin querer detenerte en alguna y seguir con la lectura, la cual momentos anteriores me comentaste que era muy interesante, -no quiero tener miedo- te escuche decir, al instante que dejabas el libro sobre la mesa de noche que tienes junto a tu cama. Te sentaste y sonreíste – lo quiero – el sonido que salio fue tan tenue como tu respiración, sonreí y seguí, ahora casi acurrucada sobre el marco, me quede sonriendo, por saber que tenia la razón y que ese sentimiento no nació hace poco, que no podías engañarme, tus ojos te delataban, vi como nuevamente tomabas el libro entre tus manos y ahora pasabas las hojas lentamente queriendo concentrarte en la lectura para olvidar la pequeña charla que había tenido lugar, segundos anteriores, observe como leías hasta quedarte dormida pero sin saber que significaban los párrafos que tenias frente a ti, por que aunque no lo dijeras, estabas pensando en el nuevamente...
No comments:
Post a Comment