Siempre pensé que la felicidad tenias que ganártela, que era parte del equilibrio que te da la vida para poder soportar muchas cosas, o alguna recompensa por haberte sacrificado o reprimido en muchas ocasiones. No me había pasado que con el hecho de mirar a los ojos a una persona, pudieras descubrir y sentir esa felicidad, que el tiempo se detiene y el instante pasa muy lento, tan lento como para poder ser disfrutado cada ocasión que sea recordado, y que la sonrisa te envuelva los labios solo con mirarla o escuchar su voz.
Me doy cuenta que la felicidad llega en cualquier instante, con la única condición que no te aferres a ella, por que es cuando se va, solo te pide que disfrutes al máximo, para que pueda dejar huella del momento y obtengas un aprendizaje que te servirá para siempre.
También corrobore que la vida es muy caprichosa y misteriosa….. y esa es la razón tan bella de estar en ella, por que nunca sabes a quien te puedas encontrar con una camisa roja.
